Comedor de Estado



Quizá hoy no lo parezca, pero en la época en que El Deán fue construido, este salón comedor no solo era el más opulento del país, sino que constituía toda una novedad como espacio dentro de una vivienda. Y es que hasta que la monarquía quiteña lo popularizara, las comidas eran generalmente servidas en mesas armables en algún salón de las casas (de allí el término "poner la mesa").

 

Parte de ese sentimiento de elegancia se lograba por el piso de mármol italiano en diferentes tonos y formando patrones geométricos, algo que no se había visto antes en la región, al igual que por los grandes espejos españoles de cristal de roca y marcos de madera tallada y dorada, adquiridos como parte del mobiliario original que el arquitecto Mendeville ordenó para El Deán en 1835.

 

Con una capacidad de hasta 18 invitados, la larga mesa y las sillas son de madera de cedro y fueron ordenadas por Antonio I al Taller de Quito, en el convento de San Francisco. La lámpara fue un obsequio del rey Adolfo I de Argentina en 1837, la vajilla de porcelana fue ordenada a la Casa francesa Limoges en 1833, mientras que la platería y cristalería son de la Casa Christoffle en el mismo año.

 

Mención especial merecen las pinturas, todas pertenecientes a la Escuela Quiteña del siglo XVIII y representando pasajes bíblicos, adquiridas por la familia de la emperatriz Mariana cuando los jesuitas fueron expulsados de los territorios españoles, en este caso la Real Audiencia de Quito.

Galería de imágenes