Sala de Música



Fue concebido originalmente como un distribuidor de paso, pero con la compra del piano alemán en 1836 y su colocación en este sitio junto a otros instrumentos de la familia, se decidió convertirlo en un salón de música. Fue el lugar en el que las princesas María Teresa y María Isabel aprendieron a tocar el piano con el sacerdote dominico Hernán de Jesús, y donde la princesa Alejandra de Sajonia-Altenburgo pasaba largas horas con sus damas antes de casarse con el futuro Antonio II.

 

El mobiliario fue traido desde la hacienda Chisinche y retapizado con el vibrante color amarillo y las cortinas a juego, ambas con telas de origen español. Una serie de pinturas que pertenecían a la Princesa de Solanda, madre de la emperatriz Mariana, adornan las paredes y representan a ancestros de la familia marquesal. Otros, en cambio, fueron ordenados por Antonio I para retratar a su familia venezolana en 1839.