Salón del Trono



Su nombre deriva de la función que tenía en tiempos del Imperio como el lugar en el que se encontraba el primer trono diseñado en Quito para Antonio I. Era usado principalmente para ofrecer las audiencias generales que tenían lugar cada domingo, a las que cualquier persona podía asistir y presentar sus pedidos directamente al Emperador, una costumbre novedosa en aquella época.

 

De decoración más bien austera, el punto focal del salón lo constituye el canopeo de tela color carmesí bajo el que se encuentra el trono tallado de madera y cubierto de oro en el que se sentaron Antonio I hasta su muerte, y también Antonio II durante los primeros años de su reinado. Frente a este, en la pared opuesta, una pintura anónima del siglo XVII catalogada como de la Escuela Flamenca, que representa el mito griego del nacimiento de Diana y Apolo.

 

El espejo con consola fue parte de los muebles adquiridos por Antonio I cuando fue presidente de Bolivia, las sillas y sillones fueron traidos de la Mansión Imperial en 1831. La lámpara del techo es una de las originales del palacio, adquirida en Austria y fabricada con cristal de Bohemia, mientras que las lámpara de pie fueron un obsequio de la Princesa de Solanda, madre de la emperatriz Mariana.